Seguramente les pasó: están a un paso de alcanzar lo que siempre quisieron y algo se interpone en su camino. A veces logran identificarlo, a veces no. Lo cierto es que la llegada a la meta se trunca, se retrasa o pierde sentido.
Si es este tu caso o el de alguien que conozcas quédate en sintonía, porque hoy vamos a hablar sobre una piedra bastante común a la hora de concretar sueños: el autoboicot.
Esa maldita «mano negra»
Qué vas a encontrar aquí
En el imaginario colectivo está esa sensación de que hay una mano negra, una energía que nos impide concretar nuestros objetivos o ser feliz.
Carl Jung la tenía clara: decía que era uno de los arquetipos principales del inconsciente colectivo, y la llamó la sombra.
La sombra está compuesta de los contenidos rechazados o no asumidos por nuestra conciencia que forman parte de nuestra naturaleza.
Para nosotros, la explicación «perfecta» a algo que percibimos como incomprensible. Algo sale mal… ah vale, la culpa la tiene el otro… ¿que no la tiene? Entonces es una mano negra que me impide alcanzar lo que sueño. En definitiva, la culpa la sigue teniendo el otro, solo que de una manera más difusa.
¿Y si te dijera que esa mano negra que te impide, tiene nombre y apellido? ¿Y si te dijera que se parece bastante a ti?
La máquina de impedir
Estás llegando al final del libro y se te da por leer otro. Estás terminando la carrera…. y se te antoja un año sabático. Tienes que entregar un trabajo… y lo terminas 3 segundos antes de que sea el plazo de entrega. ¿Te suena algo de todo esto?
Ah… pero que sí! ¿Que sí te suena? Bienvenida a club! A mi me suena bastante, tengo ese gen y estoy aprendiendo a convivir con él.
En la convivencia siempre hay negociaciones ¿vieron? Con el autoboicot también. Por ejemplo: estoy terminando el libro y me asaltan unas ganas locas de leer otro. En otro momento, cuando no estaba atenta a estas actitudes dañinas, dejaba el libro y buscaba otro. Siempre había una buena razón para ello… (el cerebro es genial buscando excusas).
Ahora no. Ahora que me di cuenta que cada vez que hago eso me estoy enseñando a abandonar mis sueños (se mete en la piel este estilo y luego no diferencia cosas insignificantes de cosas fundamentales), hago lo que Harvey Specter: negocio!!
Dejo un momento el libro, me preparo unos mates, voy a regar las plantas o pongo el lavarropas… y vuelvo a por el final.
Es bueno cerrar etapas. Concluir procesos. A veces eso es doloroso, pero ejercitar este procedimiento vuelve a nuestros sueños más cercanos.
Cuando aprendí a verme sin tanta condescendencia encontré esta actitud dañina que luego se replica hasta el infinito en pequeñas o grandes cosas. Estoy alerta y cuando se muestra no la liquido ni la venero: negocio.
La negociación es la tercera etapa, luego vienen la anticipación y finalmente el hábito luminoso.
Para que quede claro:
1º etapa: observación e identificación de las actitudes dañinas
2º etapa: aceptación (son parte de mi naturaleza, de mi «sombra»)
3º etapa: negociación ( no elimino ni glorifico el autoboicot, negocio con él… de alguna manera le voy restando supremacía)
4º etapa: anticipación (ocurre cuando tengo incorporadas la 1º y la 2º etapa, un instante antes de que ocurra el autoboicot lo anticipo y negocio por anticipado)
5º etapa: hábito luminoso (ya tengo aprendido el método del autoboicot y esquivo la piedra en forma natural. Soy consciente que mi peor enemigo puedo ser yo misma, lo acepto, me abrazo y sigo adelante).
La razón de ser del autoboicot
Hay mil razones para el autoboicot, la dilación infinita de decisiones o cierres, pero te voy a dar 4.
Seguro que si te animas a la «mirada detective» encontrarás que alguna de estas causas le sienta bien a tu autoboicot:
A) Causa: Actitud infantil
En el fondo se disfrutan tanto los procesos que se quisieran perpetuar eternamente.
Es muy positivo jugar, pero conforme uno va creciendo se suman otros tiempos y responsabilidades. Disfrutar del proceso es algo valioso, siempre que comprendamos que le siguen: un resultado, una evaluación y una rectificación si fuera necesaria.
Remedio: Enfrentar las crisis, ser valiente frente a lo nuevo o lo que no puedas controlar. Dar el siguiente paso y animarte a crecer. Siempre habrá procesos y tramas que disfrutar.
B) Causa: Perfeccionismo exacerbado
Se tiene temor al resultado: a no agradar, a fracasar, a que la realidad no se condiga con la imaginación. La mirada del otro aterra. Está bueno buscar hacer las cosas perfectas, pero más valioso es hacer las cosas lo mejor posible y avanzar.
Remedio: Perdonarnos y avanzar. Sin martirizarnos, sin castigarnos por los resultados.
C) Causa: Tendencia al apego
Nos identificarnos con las cosas o situaciones como si fueran nuestras o partes de nosotros mismos. Nos cuesta perder, dejar ir, soltar.
Remedio: comprender que nada nos pertenece y que somos una suma de experiencias y energías. Comprender que la naturaleza no concibe el vacío… que nunca te quedarás vacía, por más que sueltes y sueltes.
D) Causa: Falta de autoestima
«No tengo ni idea como llegué hasta aquí… pero la verdad no me lo merezco». Y ahí se activa la máquina de impedir, tirando por la borda todo lo que habíamos conseguido.
Remedio: Aprender a valorarte, a quererte! Aprender a aceptarte.
luciana
aaaaaahhhhhhhhhh! me da risa! soy yo, cumplo con las condiciones B Y D!!!!!! En menor medida D y en mayor medida B! Entre la psicologa, flores de bach, y ganas voy saliendo de este autoboicot permanente! Muy lindo post, como siempre!
Te leo siempre pero B a veces no me deja comentar! jajaja ABRAZO!
Cin
jajajaja qué grande Lu!!! Bienvenida a Efecto Bling!
No me afloje que usted puedeee.
Hay algo muy cierto y quizas te sirva para apaciguar tu perfeccionismo:
Es más importante conseguir pequeños cambios constantes que estar esperando un gran cambio que no llega nunca. 🙂
Abrazoooo
Marcia
muy buenos tus post Cin, me siento muy identificada con ellos!
saludos y buen finde
Silvia
Hola, Cintia.
Me encantó leerte. Por diversas razones no había comentado en ninguno de los otros post que leí antes… pero este … era inevitable. Es probable que mucho haya ayudado Jung de quien soy admiradora absoluta, aunque muy poco ponga en práctica.
Un gusto leerte. Buen fin de semana.