Esta historia comienza con un día precioso que se coloreó de negro… pero termina con un método que te ayuda a reencontrarte con la inspiración y las ganas en menos de 1 h.
Un poco de contexto
Qué vas a encontrar aquí
Estoy en varios proyectos muy especiales y desafiantes (pronto los iré develando y compartiendo mis aprendizajes al respecto) y por lo general se me da bien esto de organizarme por bloques.
Pero ayer se me fue oscureciendo el día y me sentí horrible luego de caer en la cuenta que había invertido mucho tiempo intentando escribir un post para el blog, sin resultados.
La batalla campal
Suelo planificar mis posteos mensualmente, pero por motivos obvios (hola pandemia! ) preferí dejarlo flexible, escribir lo que tuviera necesidad de contar, siempre pensando en dar.
Y aquí viene el tema que suena más o menos así:
Cuando se trenzan en batalla campal mi visión estratégica del negocio, mi propósito y mis ganas de introspección. Joder! Tremendos porrazos se dan entre sí cuando no cuajan ni se ponen de acuerdo. Al final suelo dejar que arbitre la intuición, el tiempo suele darme la razón.
Pero ayer no había manera. Más desgano, más presión me metía en escribir. Pasé por 5 temas, escribí cientos de palabras que borré sin miramientos, aun cuando habían sido el resultado de profundas reflexiones. Sentí que no tenía nada que contar. Que angustia! Una escritora sin historias.
Cerré la compu.
Respiré profundo y me puse a hacer pan [Les sugiero muy fuertemente la terapia del amasado y la maravilla del aroma, la textura y el sonido de un pan recién salido del horno hecho con sus propias manos.]
El mantram
Por qué uno se exige en momentos en los que ni siquiera hace falta exigirse?
Mañana será otro día, me dije.
Me fui a dormir con la frase de RW Emerson cantándome una serenata en la cabeza:
«Acaba cada día y dalo por terminado.
Has hecho lo que podías.
Sin duda habrá habido errores y absurdos;
olvídalos lo antes posible.
Mañana será un nuevo día; empiézalo bien,
con serenidad y con tanto ánimo
que no lo empañen las nimiedades de ayer».
El despertar
Me desperté con una palabra latiéndome en las pestañas: «Tegewa»
La primera vez que la leí me había resonado tan bonito, amo la manera que tienen los japoneses de nombrar tan bellamente los estados humanos.
Me pregunté por qué solemos complicarnos tanto la vida.
Me encogí de hombros y me preparé un mate.
La casa aún dormía y a mi esos minutos de madrugada me enamoran siempre.
Me tiré en el sillón y me puse a leer.
A leer por el simple hecho de leer.
No quería aprender nada, ni reflexionar sobre nada puntual, no investigaba ningún asunto, ni me ponía al día con nada en particular.
Solo leía.
Ese placer en el que uno se sumerge para sentirse infinito.
curiosidad:
Tengo mal el cableado, así que cuando leo palabras las siento, las huelo, las oigo. Literalmente [Por eso nunca pude pasar de las primeras hojas de «Crónica de una muerte» anunciada o me saltee muchísimas páginas de «Vigilar y castigar». ] La cuestión es que allí estaba: en medio de un campo de cerezos en Japón, aunque técnicamente seguía en el sillón de casa acurrucada con mi libro, tomando mate.
Cerré los ojos un momento y me vinieron todas las palabras y las ganas que ayer me habían esquivado.
Y aquí estaba, sentada a la compu, escribiendo este post, porque siento que – aunque no tenga mucho contenido teórico- puede serviles mi experiencia en estos tiempos de subibaja emocional.
El mundo está de cabeza. Y eso puede ser muy malo, pero también muy bueno. Hay millones de pequeños y grandes aprendizajes aquí.
La clave es no aferrarse.
Dejar que vayan fluyendo: las emociones, los pensamientos…
Si un día estamos tristes, enojados o desmotivados, no forzarnos a estar bien.
Si nos apetece reflexionar sobre ello puede ser un gran ejercicio de autodescubrimiento. Pero si no nos apetece, pues nada.
No complicarnos la vida.
Tegewa, el método
Te cuento los pasos que sigo para entrar en este estado de simplificarme cuando siento que estoy anudada.
1. Desacelero.
Puede parecer que no se puede, pero créeme: siempre se puede!
Obviamente si estás con una fecha límite que no depende de vos no vas a poder tomarte muchísimo tiempo, pero aunque sean 5 minutos podés. Van a ser los 5 o 10 minutos mejor invertidos de tu vida, te juro que funciona.
Fijate ahora: quizás estés conteniendo la respiración sin darte cuenta. Soltala, déjala ir. Porque solo cuando dejamos ir lo que no nos construye podemos encontrar lo que nos salva. Ojalá te sirva esta analogía: pensamiento y respiración están profundamente conectados.
Cómo desacelero?
Aquí cada quien encontrará su sistema.
A mi me funciona mucho estirarme: como si quisiera tocar el cielo con la punta de los dedos de las manos y enraizarme en el centro de la tierra con los dedos de los pies.
Inspiro lento y profundo al estirar.
Expiro muy suavemente al aflojar y volver a mi postura.
Repito varias veces.
Luego, con los ojos cerrados, respiro solo prestándole atención al aire que entra y sale de mi cuerpo. Es como si poco a poco me fuera metiendo adentro.
2. Estoy presente
Luego tomo conciencia gradual del lugar donde estoy. Entra una brisa por la ventana abierta. Cómo es? Cómo se siente en la cara? cómo late mi corazón? Qué sonido hace ese perro a lo lejos? El rodar de ese auto, recuerda al mar. Me asomo, está mojado el pavimento. Y así con cada uno de los sentidos. Describir cada sensación interna o externa.
Estar presente en este momento.
Un poco sobre esto hablé en este episodio de #vitaminabling.
Esta parte del ejercicio va genial si estás sufriendo de ansiedad, si sentís una gran incertidumbre o dolor.
3. Me pongo en sintonía con el gozo (de las pequeñas cosas)
Qué actividad sencilla (que por lo general relegamos para «cuando tengamos tiempo») te da un placer infinito?
Ojo, que si sos emprendedora quizás esa actividad ahora forma parte de tu rutina laboral y comenzó a desapegarse del placer para transformarse en trabajo.
Si es este tu caso, hacela sin intentar «adelantar» nada, sino porque si. Deja que te vaya llevando.
Las cosas que más placer nos dan, son las cosas más simples. Conectar con ellas es conectar con la simpleza en nosotros. Nos ayuda a aquietar la ansiedad, la angustia, el temor, la rumiación mental.Puede que en medio de esa actividad gratificante te venga la respuesta que estabas buscando, la inspiración, la idea… también puede que no.
De cualquier manera relajar la mente y la emoción puede ser de gran ayuda cuando el panorama se nos pinta negro.
«Piensa sencillo, tu pensamiento tiene que caber en un bolsillo»
Aimé Legrand
Vale
Me encanto, y tomo la última reflexión de Aime xq me resumió todo en palbrs sencillas. Tomé nota y ahora es momento de poner en práctica. Gracias como siempre Cin
Lujan Mille
Querida Cin, un placer leerte! Traducis el mundo de manera que todo parece más sencillo! Que buena la cita de Emerson, me dan ganas de enmarcarla y tenerla cerca al madrugar!!! Beso!
Flac_k
Hola Cin! Tenía abierto este post hace rato y hasta ahora lo leí, estos últimos días he tenido una ansiedad increíble! Así que HOY tenía que leer esto, gracias por ser la mensajera del cielo.
Un abrazo ?