No sé si es la mejor estrategia, pero es la que a mi me funciona. Me ayuda a convertir suscriptores en clientes en un porcentaje del 30% al 40% (lo cual, creeme, es una barbaridad).
En tiempos de entornos digitalizados parece ser que obtener el e-mail de nuestros potenciales clientes se ha convertido en las nuevas cruzadas: mucha tinta derramada. Horas de sudar y estrujar el bocho creando material apetecible y promociones que sean el santo grial para nuestros públicos.
Pero oiga, que así como usté hay unos 300 mil que están queriendo hacer lo mismo. Y vea que con tanto contenido de valor, se consigue.
Usté chocho de la vida con tanto suscriptor nuevito. Pero resulta que luego de hacerse con el preciado recurso gratuito… «ni no vimo!». Y allí van tus e-mails directo a la papelera o a carpetas donde, sabe Dios, abajo o arriba de qué otro cruzado esté usté compitiendo.
¿Estás buscando una estrategia de e-mail marketing que te ayude a convertir prospectos en clientes sin hacerte sentir que eres un bandolero en medio de los caminos?
Entonces este post es para vos.
Sí, es efectiva… pero
Qué vas a encontrar aquí
Antes de que se me acurruque en el bando de los descreídos del e-mail marketing, le diré que sí: es una técnica súper efectiva: que es su manera de entregar valor de manera orgánica y de mantener tibiecita a su audiencia (póngale que hablamos de calentar el Lead, que igual se me pone en plan peli con x, pero no). Pero como todo en la vida, hay que adaptar la receta a la singularidad de su marca y al apetito de su buyer persona. Esa es LA CLAVE.
Es verdad, hay que hacer la gran Skinner y dar picotazos de acá para allá, meta ensayo error. A no ser que…
Bueno, hoy quiero compartir mi propia experiencia al respecto, quizás le ayude a contrastar con otras y encuentre su propia fórmula de la felicidad. Aunque le aclaro que la mía tiene que ver más con un estilo Jean Austen que con el superbowl, más de paseo por el Marché Aux Fleurs que empujar un chango en un hipermercado mayorista.
Si no tenés una lista de correos esta es una buena manera de comenzar, si ya la tenés quizás te ayude a revisar tu estrategia (si la que estás usando no te funciona, claro).
Por quién doblan las campanas?
Como la cosa nunca va de vos, sino del otro, lo que tenés que tener súper claro es quién es el otro, es decir: a quién le hablas?
Conocer a las personas del otro lado de la pantalla te ayuda a crear mensajes casi personalizados, no le hablas a una entelequia que te armaste basada en hipótesis, sino a alguien real: que sufre, anhela, busca y a veces… encuentra.
La mejor forma de conocer a tu audiencia es interactuar con ella. Puede que al principio no consigas mucho diálogo y lo sientas más como un monólogo, pero créeme que a fuerza de persistir y de ir probando temas, lo vas a lograr.
Crear una lista de correos como si fuera tu beta tester de temas: realmente le interesa a tu comunidad las ideas que estás pensando convertir en productos/servicios? Realmente tenés algo de valor que le ayude a resolver esos problemas que percibes en tus conversaciones?
No la compliques
No le exijas a tus lectores cosas demasiado complicadas, aceptar que somos un e-mail más en su buzón, que por más enamorados que estén de nuestra marca no siempre tendrán ganas, tiempo o energía para leernos y/o respondernos. Y está bien.
La técnica del newsletter no necesariamente espera una gran interacción, sin embargo, cuando apuntas a ella y te tomas el trabajo de responder a quienes se animan a conversar, puede ser una gran fuente de satisfacción (para tus lectores y para vos) y una maravillosa forma de afinar tu noción de público objetivo y entender qué es lo que realmente necesitan y cómo podés ayudarlos con tus productos/servicios.
Pero, es o no es?
Realmente estás atrayendo al tipo de público que te nutre y puede eventualmente convertirse en tu «Persona que compra» (buyer persona)?
Tenemos que tener muy claro también que no todos los que se sumen a nuestro newsletter serán compradores. La regla general es entre el 1 y el 10% como una barbaridad. Por eso las estrategias que suelo leer (y que en algún momento pretendí seguir) apuntan a la «compra mayorista» con la idea que mientras más sean, más posibilidad tendrás de que te compren algo.
En mi experiencia menos es más. Es decir, si bien soy completamente consciente que solo un porcentaje de quienes se suman a mi newsletter serán clientes, prefiero apostar a la calidad por sobre a la cantidad.
Mantengo mi lista saludable: dejo ir a todos los suscritores que no han abierto los últimos 6 o 10 envíos (dependerá de la frecuencia de tus envíos).
Quizás por eso mi tasa de conversión es alta. Por eso y porque para mi mimar a mis suscriptores no es regalarles cosas, sino aportarles valor en cada envío.
El asunto es el tono
Aquí le meto mucho Jean Austen, me siento cómoda con la onda correspondencia, me gusta que quienes reciben un e-mail de Bling lo esperen, lo busquen, lo guarden para leerlo con calma y… sobre todo: lo disfruten.
Aquí te estoy dando un dato importante: tu newsletter tiene que ser una extensión de tu marca, no un frankestein de fórmulas variadas. Por eso aquí entra a jugar -y mucho- la manera en que alineas tu singularidad con tu comunicación.
En mi caso, prefiero los porches a los estadios. Me gusta conocer a quienes me reciben en sus casas virtuales, para ello uso un lenguaje intimista: mi estrategia es que las personas sientan que están recibiendo una carta manuscrita (aunque vaya en «open sans») como la correspondencia que esperabas con ansias en tu buzón, esa, que llegaba con perfume y te hacía latir fuerte el corazón.
Aha, mire usté
Para qué le hablo?
Esto es bastante relevante. Y aquí me costó bastante entender que debe haber un balance entre dar contenido de valor y contar lo que tenemos para ofrecerles como servicio o producto (digital en mi caso).
Fijar un objetivo
Por eso cada e-mail debe tener un objetivo.
Qué acción quiero que el otro haga luego de leer mi e.mail? Al principio les daba mil enlaces y muchísimo contenido. Más que e-mails, eran Mamushkas!! pero claro, entre tanta opción la gente se dispersa. Es cierto que milagrosamente un porcentaje alto entraba mil veces al mail y le iba dando clic a todo! (LOS AMOOOO) pero no hay que abusar.
Tener un objetivo me ayuda a centrarme y le simplifica la vida al lector. Es un win-win.
Balancear
El balance debe ser entre:
- Brindar contenido de valor
- Ofrecerles soluciones, pagas, a sus problemas
- Conversar y ayudarlos… realmente ayudarlos;
- y mantenerlos enamorados de nuestra marca. Sorprenderlos, siempre!
Hablarles solo cuando tenemos algo que venderles me parece de mal gusto.
No contarles nunca lo que tenemos como solución a ciertos problemas o deseos que tienen, es un despropósito. Que nadie vive del aire! Que es muy bonito crear comunidad, pero si no somos rentables… no la vamos a poder sostener en el tiempo. Las cuentas no se pagan con amor, ni con fans.
Ofrecer mil cosas gratis (que se llama «Lead Magnet», Cintita) es como acelerar un auto y pegar una frenada en cada esquina. Medio que te marea.
Crear una estrategia y testearla
A veces veo cómo pasan mucho tiempo dandole vuelta a las cosas. Yo era así antes, pero comprendí que mientras más tardaba en tomar acción, más miedo me daba. Tanto tiempo invertido, qué pasaba si no funcionaba? Y creanme que no siempre funciona. Pero mientras antes testeemos nuestra idea, más pronto podremos rectificar el rumbo.
Mi estrategia es ofrecer contenido de valor en cada entrega, y ese contenido no necesariamente es un ebook o un mini curso gratis (aunque los he dado, pero fue un inflar la base de datos. La «vanity stats» que le llaman). Lo mío es más de viernes a viernes con mimo, que 3 docenas de rosas esporádicas.
A veces son reflexiones personales, a veces preguntas de exploración o pequeñas acciones que les pueden acercar a sus metas. Así, como yo: pequeño, pero constante. Así, como Bling: Kaizen.
Mi objetivo es que mientras elijan ser parte de esa comunidad bonita que es «Los viernes, Bling!» se sientan felices, acompañados, contenidos. Que sepan que pueden recurrir a mi por mentoría o animarse a vivir la experiencia de los cursos virtuales, también.
Ojalá este post te ayude a conectar mejor con tu audiencia y crear una experiencia mágica para ellos, una experiencia que te ayude a seguir brindando valor porque, sea rentable.
Si te dieron ganas de sumarte a «Los viernes, Bling» podés hacerlo dandole clic en este enlace. No te prometo la luna, pero sí muchos amaneceres de risas, charlas y aprendizajes compartidos. Y sorpresas… muchas sorpresas!!
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