“Reinventarse no quiere decir convertirse en alguien distinto a quien sé es, sino sacar a flote nuestro verdadero SER.» Mario Alonso Puig
Si uno se enfoca en lo que teme, nunca terminará por hacer nada. Para que un emprendimiento crezca debemos focalizar a dónde queremos llegar y descifrar cómo podemos hacerlo con los recursos que tenemos a mano.
Una cosa es elaborar una estrategia aproximada de acción y otra muy distinta es querer tener todo bajo control. El perfeccionismo paraliza.
¿Mi consejo? Caminar por la vereda de «lo mejor posible» y dejarnos iluminar por el sol tibiecito de la acción.
Esperar que unas pocas ideas brillantes sean convertidas en un éxito rotundo por obra de magia es propio de pensamientos fantasía. Todo lo bueno requiere de tiempo y esfuerzo. Esa es la pura verdad!
Sobre imaginarios y descubrimientos
Dificilmente un emprendimiento permanezca en el tiempo siendo lo que originalmente imaginamos. Basta observar la evolución de Twitter y Facebook -por poner dos ejemplos públicos y documentados- para comprender que uno propone, pero son las situaciones, la interacción y el sentido de oportunidad los que terminan configurando nuestro emprendimiento.
Cuando un emprendimiento nace, lo hace cumpliendo un anhelo o un deseo personal. Pero conforme pasan los los meses o los años surge un segundo nacimiento, quizás el más importante: la reinvención, producto del redescubrimiento.
La importancia de llamarse…
Por eso es tan importante tener en cuenta el nombre que elegimos para nuestro emprendimiento. Si nace como «Collares Rosa» será dificil encarar una reinvención. ¿Qué pasa si descubro que mi nicho de mercado está en realidad en hacer rosarios personalizados o prendedores con plumas? ¿Qué pasa si doy paso a la innovación y genero un nuevo producto de orfebrería poco relacionado con la bijouterie? De pronto el nombre se convierte en una prisión de la que no puedo escapar sin perder cosas por el camino.
Los 3 requisitos para reinventarse
La primera cosa que debe tener en cuenta un emprendedor es que su emprendimiento es un ser vivo, un ser que se desarrolla y muta; que fluye y refluye. Poder comprender esto y aceptarlo es garantía de permanencia.
Dejar ir:
«Si estudié tantos años y me preparé». «Si hace 15 años que vengo remando con esto»… El apego a las obras es uno de los impedimentos para seguir tu camino. Cuando las cosas no funcionan tal como están, hay que soltarlas.
Nunca pienses que todo el tiempo y la dedicación se pierden, que todo el esfuerzo y el estudio quedan en la nada. Cada aprendizaje, cada conocimiento, cada hora sin dormir, cada inversión de tiempo y entusiasmo es parte de esos puntos que se conectan hacia atrás. Hay un momento en tu vida que todo cobra sentido, tené la certeza: todo tiene su razón de ser.
Observar:
Estar enfrascado en tu pena, tu frustración o tu rutina no te ayuda a crecer. La observación es una gran fuente de aprendizaje directo: el mercado, las oportunidades, tus propias intuiciones. Observar también implica escuchar y correrse de tu mirada.
Aceptar el cambio:
Todo lo que nace tiende a morir: aceptar el ciclo es estar predispuestos al cambio. Aceptar el cambio es ponerte en sintonía con lo nuevo, con lo innovador, con las oportunidades.