Un buen emprendedor es, ante todo, un ser creativo, paciente, constante, flexible y sociable. Difícilmente se pueda avanzar solo, siguiendo los esquemas del pasado y/o erráticamente. Ser emprendedor es todo un reto para la autosuperación.
Aclaro que, al menos para mi, emprender no es sólo tener un negocio, sino aprender a mirar al mundo desde otro lugar y hacer de esa mirada una filosofía de vida. Tener la valentía de seguir un sueño, aprender, relacionarse, crecer y evitar sucumbir a la mediocridad o lo establecido. Un emprendedor es un ser que gusta de los desafíos, crear y recrear mundos… porque en el fondo es un idealista.
¿Se puede ser emprendedor y trabajar en relación de dependencia en un espacio que no nos representa en lo absoluto? Se puede. Yo estuve ahí. Muchas veces preferimos navegar en estos dos barcos hasta que sentimos que los ríos se alejan demasiado, entonces nos toca elegir el que desemboque en el mar. Y saltar..
Es que cuando uno deposita toda su energía en un proyecto, este adquiere más fuerza: la energía siempre sigue al pensamiento.
Ya lo había comentado antes por aquí, cuando algo tiene que ser, todas las puertas comienzan a abrirse de manera sincronizada (solo que a veces ser requieren muchaaas puertas… jaja) pero para eso tenemos que realizar un salto cualitativo que se transforma, en algunos casos, en un salto de fe.
El emprendedor intelectual
Qué vas a encontrar aquí
Los emprendedores intelectuales son los que viven de su cabeza, están vinculados al mundo de las ideas de una forma muy especial: escriben, planifican, orientan sobre diversos asuntos referidos a su profesión o a su expertise, construyen o descubren procesos.
Pasan la mayor parte del tiempo detrás de un escritorio, un cuaderno o un monitor ( porque perfectamente se puede trabajar desde el campo! no Lu? 😉 ) , o sumergidos en una biblioteca o en un archivo o mirando el cielo, envueltos en sus pensamientos. También los vas a ver dando charlas o cursos e interactuando, creando maravilla, juntos.
Sus ideas, su ingenio o sus estrategias intelectivas son su recurso más preciado. Hoy en día hay varias categorías laborales en las que se valora, ante todo, la capacidad intelectual acompañada de empatía y destreza socio-afectiva. Muchos de los empleos del futuro aún no se han creado, y se relacionan con la capacidad de análisis, los procesos reflexivos, creativos y la innovación. El futuro está más ligado a la producción creativa que a la simple mecánica.
7 salvavidas
Pero emprender desde la mente no es tarea sencilla.
No se te aprecia lo suficiente; habrá temporadas de sequía ideatoria, porque las dificultades suelen trabajar a modo de barrera creativa y tu estado de ánimo puede drenar tu capacidad de reflexión o simplemente apagarla.
Si recién estás comenzando con esto de ofrecer servicios, o perdiste un poco el eje, este es un post que vas a valorar. Estos tips están basados en mi propia experiencia y en la de mis amigos emprendedores. Obviamente no lo tomes como un dogma (ni esto, ni nada en la vida): prueba, experimenta, genera tu propio sistema porque, como diría Machado: «Se hace camino al andar».
1. Valora tu trabajo.
Valórate. Si tu no lo haces, nadie lo hará.Difícilmente tus amigos y parientes entiendan tus ansiedades, esfuerzos, tiempos o concentraciones (a menos que ellos sean del «tipo intelectual», claro)… no lo comprendieron a Sócrates, menos nos van a entender a nosotros. Lo importante es que no dejes que las opiniones o comentarios ajenos debiliten tu autoestima o disminuyan tu entusiasmo. Si crees en algo: a por ello!
Es complicado para algunos comprender en qué trabajamos, pareciera que estamos todo el día pegados a la compu, al móvil, al cuadernito o papando moscas mirando demasiado un árbol, sin decir nada. Aunque estemos a punto de escribir el próximo premio nobel de literatura, claro.
Es así, el producto de tu obra no es cuantificable dentro de los parámetros tradicionales (¿Cuántos libros escribió?¿Cuántos procesos inventó o descubrió?¿Cuántas ideas se le ocurrieron hasta llegar a LA idea que lo cambió todo?) muchas veces el rastro completo de tu trabajo se pierde en la red, ya que sólo tendrían acceso a los artículos o ideas que firmaste como propias.
Esto no es para que te subas al pedestal ( la soberbia no sienta bien, nunca!) sino para que valores tus ideas y tu trabajo e intentes buscar a personas afines, que también lo hagan. Personas que te miren con ojos de maravilla. Recuerda algo muy simple, pero muy cierto: sumar es mejor que restar (y más fácil!)
2. Ponte metas diarias y semanales.
Abandona el realismo mágico a la hora de trabajar.
Dentro del imaginario popular está la idea que el intelectual es un vago, que se la pasa en su mundo de fantasías sin hacer nada productivo. Claro que la historia ha dado pruebas que las mentes más brillantes son las que eventualmente cambian el mundo. Pero (siempre hay un pero… ) pensamiento sin acción y acción sin pensamiento son terrenos áridos. Prefiere siempre la complementación. La imaginación para la creación, el método para el trabajo diario. La complementación crea nuevas y suculentas realidades, que nunca se te olvide.
Una de las cosas más difíciles, cuando uno es su propio jefe, es la búsqueda de un sano equilibrio laboral. Están los menos superyoicos que se permiten varias licencias e interrupciones, y están los que dudan en levantarse a buscar una taza de café por miedo a que una idea genial se les escape. Entre estos dos extremos, nuestra meta es encontrar un punto intermedio.
A lo largo de mi vida he descubierto que la clave para acercarnos a este anhelado equilibrio es ponernos metas diarias y semanales.
Tomarnos unos momentos a última hora del domingo o primeras del lunes para planificar a conciencia nuestra semana puede ser de mucha ayuda. Un esquema de prioridades sirve, siempre y cuando podamos ser flexibles al respecto (sino la vida se encargará de recordártelo, descuida).
En vez de trabajar apegado a un horario, mi experiencia corrobora que es más útil y motivador trabajar por objetivos.
Dentro de los objetivos semanales pondremos metas concretas y necesarias, cosas fundamentales para seguir avanzando en un proyecto más grande.
Mientras que en nuestras metas diarias podremos agregar algunas ideas que “estaría bueno” profundizar. Si un día no llegamos a cumplir todos los objetivos, nos sentiremos mal, pero sobreviviremos… Si al final de la semana no hemos alcanzado aquellos esenciales, nos sentiremos peor. Así que enfócate en lo importante.
Es bueno plantearse metas claras y realistas. Ya sabemos que eres brillante, pero la realidad tiene un timing distinto al de nuestra imaginación y nuestras ganas.
Por ejemplo, si tienes hijos chicos sus necesidades siempre estarán antes que las tuyas… ten esto en cuenta a la hora de trazar tus metas. Piensa que, de alguna manera, estás forjando la forma de vincularse con el trabajo y la creatividad que puede llegar a tener tu hijo/a en el futuro. Si te ve siempre malhumorado o estresado se formará una idea equivocada de lo que es emprender. Cuando tenga la edad suficiente trasmítele la pasión que te produce crear productos intelectuales, hazlo participar de algún pequeño proyecto que lo haga sentir valioso y que lo acerque, de alguna manera, a comprender un poco lo que haces.
Dedícale calidad de tiempo, “tiempo de jugar que es el mejor“…y luego, está bueno que el niño » se aburra» y busque en la creatividad su refugio. No te martirices. Más tiempo no siempre es mejor.
3. No te pases.
Aprende a decir basta. Adelantar trabajo sólo es bueno si después te permites disfrutar o tener una actividad en la que interactues con «la realidad».
Una de las cosas más comunes en los emprendedores intelectuales es que quieren aprovechar su racha de inspiración para adelantar trabajo. Pero, en vez de relajarse, se vuelven más exigentes consigo mismos y, sobre todo, se sienten tremendamente frustrados cuando la inspiración los abandona… motivo por el cual intentan trabajar el doble para recuperarla. Y así ese circulo vicioso de no acabar.
Conclusión: este tipo de conductas es nociva para tu salud física, mental, emocional y atenta directamente contra tu capacidad de socializar o entablar conversaciones intrascendentes -pero necesarias- con cualquier habitante de la tierra.
Si terminaste antes tu trabajo, sal a dar una vuelta, duérmete una siesta, inventa un juego nuevo con tu hijo/a, dale una sorpresa a tu pareja, cocínate algo rico… cambia el ángulo de la exigencia… y relaja!
4. Sal a ventilarte cuando las ideas no fluyan.
El aire aviva el fuego. Es un hecho.
¿Quieres fuego? Toma aire.
Lamentarse, castigarse o quedarse dando vueltas no es la solución. Si no hay musa (dije musa, no muzza! jajaja) no te fastidies, haz otra cosa, especialmente algo que ponga en juego el cuerpo físico: camina, corre, baila, limpia, haz las compras, cocina, ocúpate del jardín, ve de paseo, de picnic… dale un respiro a tu mente.
5. Elabora un método.
La mente necesita de algunos esquemas a los que aferrarse. Trata de elaborar una estrategia de trabajo que puedas llevar a la práctica. No tiene que ser algo rígido e inamovible, sino algo así como un esquema, unos ejes de acción que funcionen para tí.
A algunos les sirve organizarse una especie de agenda en la que dejan huella de sus acciones pasadas y futuras (el bullet journal es una buena alternativa) A otros les sirve reunirse con amigos o colegas e intercambiar opiniones sobre diversos temas en común y de allí sacar inspiración. Otros salen a caminar, a la biblioteca, a un café, a la librería o se quedan sentados en un banco de plaza o navegan por internet. Lo que te sea útil para encontrar tema o profundidad para tus pensamientos.
Otros métodos se relacionan más con la cotidianidad, en especial si trabajas en casa. En principio acondiciona un lugar de tu casa que te recuerde que estás trabajando; en medio de platos sucios o ropa para planchar es muy difícil concienciar que se está trabajando y la mente suele ir… a limpiar todo! … aunque tu cuerpo esté atornillado a la silla.
Por eso, primero las cosas de la casa y luego el trabajo. Elimina todas las distracciones que puedas, mientras más concentrado estés, más rápido vas a poder llegar a tu objetivo.
Tómate en serio tu trabajo y tu emprendimiento. Trata de armarte una pequeña rutina que incluya:
- trabajo fuerte y constante entre 45 minutos y 2 horas (depende del sujeto y su realidad) tras este lapso es recomendable un breve receso.
- relacionamiento; las redes sociales virtuales están buenas, pero también hacen falta un cables a tierra de carne y hueso.
- necesidades básicas satisfechas (comida, sueño y otras cuestiones)
- tiempo para proyectar, investigar, evaluar, resignificar.
- La bajada al mundo real es fundamental. Si tu labor incluye a varios clientes, organizate el día o la semana para cumplir con todos; no hay nada peor para la autoestima propia que un cliente quede desilusionado por tu falta de creatividad (si no te entienden del todo tus amigos o parientes, menos te van a entender tus clientes! jajaja)
6. Utiliza las redes sociales: para inspiración o sinergias.
Es cosa buena el conversar. Las redes sociales son el semillero de emprendedores más grande que existe, sólo hay que saber buscar. No es cuestión de meterse en cuanta red social salga al mercado virtual. Hay que poder elegir y concentrarse en elaborar una identidad digital similar a la real… no se valen las dobles personalidades.
Es fundamental la actitud de generar empatías intelectuales y buscar complementaciones. Otra cosa que recomiendo es tener un blog relacionado con tu expertise, ya que de esta forma vas a atraer y compartir con gente que busca lo que ofreces. Eso sí, hay que poder ocuparse de cada una de estas herramientas, si vas a twittear o postear cada muerte de obispo… espera un mejor momento para empezar.
7. Aprovecha cuando la inspiración llega.
Es huidiza la cabrona!
En una de las presentaciones de TED, Elizabeth Gilbert (la autora de “Eat, Pray, Love” ) nos cuenta cómo la inspiración suele llegar en momentos insólitos.
[Genial, no?]Ten a mano siempre una libretita o cualquier cosa en donde transcribir sus ideas, yo por ejemplo estoy escribiendo el esbozo de este post disfrutando del solecito en el balcón, con el «notas» de mi iPhone (gran invento…. ) y concluyo de darle forma con mi Macbook, mate de por medio y musiquita de mi adorado Ludovico.
Muchas veces las grandes ideas vienen de forma súbita, permítite atraparlas, luego con tiempo se desarrollan. No hay nada más estresante que una pantalla o un papel en blanco, si de movida lo llenas con algunas ideas, todo lo demás cobrará sentido eventualmente.