Sin lluvia no hay siembra exitosa.
Siempre he creído en observar la naturaleza para comprender los ciclos del emprender. El emprendimiento es un ser vivo que se gesta crece, experimenta y está lleno de procesos. Los procesos naturales implican un esfuerzo y un tiempo mayor que las cosas instantáneas… pero poseen mejor textura, aroma, sonido y saben mejor. Compará el puré instantáneo y el que haces hirviendo papas con cáscara y algunos dientes de ajo enteros (si sabés escuchar, las papas en ebullición tienen un sonido muy de orquesta sinfónica). La diferencia entre una experiencia gourmet y un engullir sin más, está en la preparación, en el tiempo y en la destreza (conocimiento sobre los ingredientes y creatividad) del cocinero.
Siguiendo esta reflexión, creo que…
… la diferencia esencial entre subsistir y vivir intensamente es aprender a disfrutar de los procesos que nos traerán grandes y apetitosos platillos resultados.
No es comer por comer, es saborear con los 5 sentidos. ¡De eso se trata la vida!
Cuando estamos «cocinando un emprendimiento» lo hacemos para agasajar, alimentar, nutrir a los otros, nos brindamos en ese compartir y lo celebramos inmensamente. Es que cocinar para si mismo no tiene la menor gracia y se disfruta menos.
Ehhhh, momento! Pasamos de la lluvia directo a la mesa… ¡pero nos falta el medio! El proceso por el cual esa semilla que plantamos se convierte en nuestro rico puré emprendedor. Allá vamoooosss!!
Este post vale tanto para emprendimientos que aún no nacieron o están en proceso de hacerlo como para aquellos que se encuentran en periodo de reinvención… haciendo germinar los restos de la papa que no llegó a ser.
El nacimiento de una idea emprendible
No todas las ideas son aptas para ser convertidas en emprendimientos. Algunas son sólo ilusiones o deseos… otras nos sirven de soporte o resorte y están las que necesitan de una escalera para poder bajarlas a la realidad. Hay ideas que son motor e ideas que son combustible. Ideas que se convierten en el esqueleto sobre lo cual se sustenta todo e ideas que sobran y molestan.
¿Cómo saber qué tipo idea tenés entre manos? La mayoría de las veces no lo sabremos hasta que pase por el implacable «ensayo-error» . Siempre hay un periodo de adaptación, de corrección, de valoración. Un espacio y un tiempo en que determinamos si vale la pena invertir en ella o no.
Lo que sí les puedo asegurar, es que ninguna idea que nazca de la cabeza, experiencia o corazón de otros puede germinar fuerte y sana en nuestro suelo emprendedor. Copiar NUNCA es la clave.
También te aseguro (siempre desde mi propia experiencia, claro) que no todas las ideas que tengas van a ser emprendibles (sobre esto escribí aquí) y muchiiiiiísimas veces LA idea que se convertirá en la raíz de tu emprendimiento, tardará «mil años» en caer a tierra para ayudarte a germinarla. Esto te lo cuento porque veo cómo a veces las futuras emprendedoras se aferran a un madero que está destinado a hundirse, como si fuera la única idea de la que fueran capaces. Hay que aprender a confiar más.
Es muy difícil que la primera idea que tengas sea la idea que finalmente se concreta. Seguramente sea el puntapié inicial, pero deberá evolucionar.
Las respuestas están en los puntos hacia atrás
Cuando analizo mi emprendimiento en retrospectiva me doy cuenta que es una sucesión de puntos de conexión, de horas y horas de vuelo en busca de esa lluvia nutridora. Y luego de mucha sensación de frustración y agotamiento, de tránsitos, conexiones, vuelos demorados y turbulencias… debo decirte que la lluvia la tenía en mis manos!
Hace muchos años escribí un cuento… creo que es un poco la descripción del proceso emprendedor. En términos un poco menos metafóricos, tu propia vida -experiencias, saberes, miradas, idiosincracias, incluidas- será la tierra fértil sobre la que crecerán esas semillas (ideas). Vos ocupate de eso; la lluvia (oportunidades) no depende en exclusiva de vos, pero cuando llegue (hay que ir a buscarla, claro) que te encuentre con la semilla en la tierra adecuada.
Hasta que eso sucede estamos como en una nebulosa, en un limbo. Sentimos como si la idea estuviera flotando más alto que nuestras cabezas y no pudiéramos ni siquiera definir en qué consiste o qué forma tiene. Pero la percibimos, sabemos que está cerca y eso nos genera ansiedad.
Lo peor que podemos hacer es obsesionarnos con ella, o intentar buscar respuestas en los mil millones de emprendedores del planeta. Las respuestas están en vos y sólo vendrán cuando las aguas de tu especulación se aquieten. Buscar respuestas está bueno, capacitarse está bueno, leer sobre experiencias emprendedores está bueno… ahora, la respuesta que se convertirá en LA idea, no surgirá de nada de todo eso. Esta es mi experiencia, quizás te sirva, quizás no. Pero mientras más ansiosa te pongas, mientras más afuera te vuelques, mientras más demandante te pongas… menos respuestas encontrarás.
Sintetizando
1. La primera idea que tengas puede que (seguramente) no sea la definitiva
2. No todas tus ideas serán emprendibles
3. La capacitación y la investigación es previa a LA idea, no funciona que vaya en paralelo (confunde y desvía)
4. LA idea germinará en tu tierra (tu bagaje, tu forma de ser, tus intereses, tus saberes, tus acciones serán las que le darán sustento)
5. La observación, la paciencia, la constancia y la flexibilidad son la clave nutriz de tu emprendimiento
6. Copiar es como la maleza que ahoga las buenas ideas. Mejor ser perejil que yuyo, eso seguro.
7. No sigas la moda. Si es tendencia plantar soja, pensá que en unos años los suelos estarán desnutridos… construite una solución para eso! (obvio, NO plantes soja porque todos lo hacen)
El proceso interior
Tomá una hoja en blanco y comenzá a pensar. Cuando vemos las cosas por escrito nos es más fácil darnos cuenta si lo que tenemos entre manos es un posible emprendimiento o solo un deseo bonito.
1) ¿Cuáles son las cosas que se hacer, estudié y me enamoran (profesión, vocación, hobbies que ya son más que eso)?
2) ¿Sobre qué se tratará la propuesta (por ejemplo: productos Gourmet, cosas tejidas a mano, acompañamiento terapéutico, prendas de diseño, etc)?
3) ¿Qué relación existe entre 1 y 2? (si no existe ninguna relación fuerte, te invito a revisar nuevamente estos puntos)
4) ¿Qué me enamora de esta propuesta?
4) ¿Por qué la gente estaría dispuesta a comprar esta propuesta?
5) ¿Qué servicio, solución o bienestar le aportará a las personas que compren o contraten esta propuesta?
Listo! Ya tenés tus materias primas! ahora a proceder con la preparación 🙂