Lo que aprendí después del tsunami

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Las que me siguen semanalmente habrán notado que el post de ayer ya lo había posteado antes. Un par de ustedes incluso me escribió la semana pasada preguntando por él.

Ese post es, de alguna manera, lo último que quedó luego del tsunami.

El asunto fue simple, simbólico y desagarrador: el wordpress de Bling! colapsó el viernes 18 de octubre en horas del mediodía.

Fue algo insólito e inesperado. Lo descubrí de casualidad cuando pretendí entrar para arreglar un link.

Me apareció un mensaje nada alarmante… «hay un error en la base de datos y lo debe reparar. Haga clic aquí». Le das clic al botón ¿verdad? Ok, eso hice no una, sino 7 veces.  Cada vez me mandaba a la misma pantalla. Acá algo no funciona, «seguro que es el .htacess«.

Dejo una consulta en mi hosting, pidiendo que me ayuden a resolver el problema y me voy a almorzar en familia, como cualquier día normal.

Lo que yo no sospechaba es que ese iba a ser uno de los días menos normales de mi vida y que lo que sucedería en esas pocas horas sería una gran prueba para mí.

Idas y venidas… la tormenta imperfecta

Los muchachos de Dattatec suelen darte una mano siempre que pueden, algunos son medio vagonetas y te tiran frases como  «consulte con su programador» a lo que suelo responder «ok, acabo de consultar conmigo y no tengo ni idea de lo que está pasando aquí». jajajajaja [ Igual este no fue el caso.]

Recibo una respuesta a la hora diciendo que la base de datos había sido reparada. ¡Buenísimo!

Al entrar al sitio noto algo raro: no había páginas y el home estaba vacío. Me logueo como administradora y  «Epa, qué pasó acá» descubro:

500 entradas. (Que yo recuerde había casi 100)

0 páginas ( tenía 65)

0 imagenes (tenía casi 600)

y 0 links funcionando

Mi sitio se había convertido en el desastre universal, justo la semana del lanzamiento de mi libro… imaginen mi cara de gatito, tipo así:

Respiro profundo y mando nuevo ticket al hosting: «muchachos, todo muy lindo pero sería genial que el sitio se viera como estaba hace 3 horas».

Muchacho contesta que la base de datos estaba muy dañada; yo sospecho de plugin nuevo que estoy probando [nota mental investigar más sobre Wp-optimize] . Me confirma que tiene backup del sitio completo con fecha 12 de octubre y que si lo autorizo a utilizarlo.

Procuro guardar el último post y los cambios de algunas páginas y les doy el ok. Unas horas luego recibo el anuncio que en 30 minutos todo estaría como se supone debería.

30 minutos después. ¡La nada misma!

Les juro que sentí que me bajaba la presión: el sitio estaba con un ataque retro, se veía exactamente como antes del cambio de cara: Agosto de 2013.

¡Estaba desolada! Había perdido meses de trabajo, inversión de tiempo, energía y dinero.

Aprender a flotar

Al rescate vino mi marido -como el príncipe azul que es-  me dio un gran abrazo y me tomó de la mano: «vamos a dar una vuelta» me dijo. Mi hija no entendía nada… pero ella igual me abrazó y me dijo «todo va a estar bien» (que es lo que le digo yo jajajaj, me mató).

Mientras caminábamos me entristecía de solo pensar todo lo que había perdido, todo lo que habían perdido ustedes que pasan y consultan el sitio a menudo.

Pero en un momento, mientras mi hija y mi marido se reían de un chiste y me miraban con ternura me dije: «Momento! Acá hay cosas mucho más importantes que están pasando» Así que apagué la autoconmiseración y el desánimo (que se activan solitas cada tanto), respiré profundo y me puse en sintonía familiar.

Luego, de regreso pensé:

«Esto es sin dudas una prueba, cómo puedo hablar de felicidad y destruir mi estado anímico por algo que pasó y que no dependió de mi. Las cosas por algo son.» Una gran paz puso fin al manojo de nervios… respiré profundo y confié que las cosas iban a ser como debieran ser.

Al llegar a casa mandé una nueva consulta preguntando si era posible recomponer el sitio justo antes del último backup. El muchacho se disculpó por la confusión de fechas (era del 12 de agosto, no el 12 de octubre) y me dejó el sitio desarticulado: sin imágenes, sin post, sin links.. pero con la nueva estética. Alguna de ustedes quizas pudo ver este proceso desvastador. Iba a ser un arduo trabajo recomponer el daño.

Atiné a arreglar la página del libro (ya había recibido varias consultas sobre el link roto) y me fui a dormir feliz, relajada… como si el peso se hubiera evaporado.

Unos días después me vino a la cabeza una solución, la probé… tuve que ajustar varias cosas en el medio… pero funcionó.

Moralejas geek y de las otras

Lo primero que aprendí

O re-aprendí es que no importa qué terrible sea lo que te pase. Hay que aprender a pararse en el lugar correcto. Obviamente cuando la ola te golpea te aturde un poco… pero elegir quedarnos allí o corrernos y flotar es elección nuestra.

Lo segundo que aprendí

Fue el increíble valor de quienes te rodean. La patria del afecto es la que nos salva de la inmigración emocional. Nos da raíces y también alas.

Lo tercero que aprendí

Fue a seguir un protocolo con mis sitios que, las invito a imitar. Aquí va el paso a paso para WordPress pero estoy segura que algo similar debe ser en Blogger.

I. Bajar por ftp a tu ordenador o a algún servicio del tipo Dropbox o Google drive las siguientes carpetas:

• wp-content/themes/el-theme-de-tu-blog
• wp-content/upload (aquí están todas las imagenes de tu sitio, puede tardar bastante en bajarse todo su contenido)

II. Hacer un backup del contenido

y mientras hacés todo esto, probás formas originales de pintarte las uñas 🙂 o lees mi libro... que resultó muy útil para pasar con glamour esta situación.

Lo cuarto que aprendí

Fue que cuando las cosas tienen que pasar, pasan. Pero si una está alerta a las señales y se deja guiar por su intuición puede llegar a solucionar los problemas antes que se presenten.

Tal cosa me pasó a mi. Había hecho un backup unas semanas antes luego de mucho tiempo sin hacerlo, había solicitado unos archivos a la diseñadora por la mañana del día de la hecatombe.

Lo quinto que aprendí

Fue que quizás me tuvo que pasar esto para ayudarla a alguna de ustedes a sobrellevar alguna situación similar. O simplemente para confirmar que, después de todo, las cosas son lo que pensamos de ellas.