Hay momentos en la vida de nuestro emprendimiento que nos encontramos en una encrucijada.
A veces la encrucijada es interior y a veces exterior; a veces está relacionada con nuestro emprendimiento y a veces con nosotros mismos o quienes nos rodean.
Sensaciones, procesos de cambio, reacomodamiento de prioridades, modificación de estado civil o de roles (movilizaciones buenas o malas en ese sentido). Mal uso del tiempo, del dinero, de los recursos. Avanzar más rápido de lo que nuestro cuerpo, mente y/o emoción pueden soportar, pérdida del sentido, no encontrar el nido adecuado (otros le dicen: nicho), perder demasiada energía peleando con nuestros clientes o defendiendo nuestro trabajo/producto o servicio, entrar en una rutina insoportable, ahogarnos en los detalles perfeccionistas o, directamente, que lo que hacemos no nos alcanza para vivir.
A veces estas vivencias son, simplemente, parte del cambio de piel, crisis de crecimiento que hay que pasar estoicamente tratando de absorber el mayor aprendizaje posible.
Otras veces se confunden con crisis personales, desavenencias con los socios, o crisis económicas mundiales o nacionales que superan a nuestro pequeño mundo emprendedor, trabas burocráticas que nos hartan, palabras vacías que no redundan en acciones concretas, desborde de responsabilidades y desmanejo.
De las mil razones que puede haber, elegí 5 que, creo, resumen un poco el estado de situación. Durante los próximos jueves me dedicaré a explorarlas, intentando descubrir sus causas y acercando algunas posibles soluciones.
Todo esto desde mi experiencia personalísima y desde mi punto de vista, obvio!
Vamos por la primera.
No ganás lo suficiente como para vivir de ello
Qué vas a encontrar aquí
Este es el más común y el que más sentimientos entrecruzados genera. La plata no alcanza, por más amor, creatividad y esfuerzo que le meta al emprendimiento, no logro vivir de él.
Dicen los que saben que cuanto más obsesionados estamos con algo, más lo alejamos de nosotros. La ansiedad y la desesperación no son buenas amigas del emprendedor. Emprender nada tiene que ver con cocinar un puré instantáneo, nada más artificial, desnaturalizado y tóxico. En la vida, amiga, nada viene espontáneamente (aunque lo parezca), todo lleva un proceso y requiere de un esfuerzo. La observación, la paciencia y la flexibilidad son tres cualidades que necesitás desarrollar si querés vivir de tu sueño. No todos son números, marketing y estrategias de ventas. No todo es tener un plan de negocios o estar inscripta en la AFIP. Quedarse sólo con eso es simplemente morir de angustia existencial. En la vida emprendedora también hay que saber intuir, observar, anticiparse sin deseo y tener paciencia.
Ojo que tampoco existen las soluciones mágicas, hay que arremangarse y laburar.
Algunas de las causas (que observo a menudo) y posibles soluciones
Invertir en las cosas equivocadas o a destiempo
Estás drenando pensando que estás invirtiendo. Hay tantas cosas que NO necesitas ya mismo. Lo que más observo es la persistencia de los pensamientos fantasía que terminan por devorar los emprendimientos:
A. Querer hacerlo todo como si fueramos una multinacional (las mejores oficinas, los mejores muebles, los packagings más costosos, delegar absolutamente todo pero no aflojar con el ataque de control freak.
B. Vivir creando productos y servicios con la fantasía que la gente vendrá en masa a comprarlos porque son fantásticos y yo los hice con tanto amor. Mal invertir en material y en tiempo.
C. Armar unas estrategias de ventas de lo más chulas, crear productos o servicios como una máquina expendedora, crecer crecer, crecer; correr, competir, ganar, perder… pensando que en algún momento vamos a entender por qué hacemos lo que hacemos y para qué hacemos lo que hacemos. Pero ese momento nunca llega, estoy agotado y no se ni como me llamo.
El principio de realidad es el primer requisito para que nuestro emprendimiento crezca saludablemente.
El principio de realidad implica aprender a observar, vivir el presente a conciencia y encontrar soluciones realistas a problemas reales. Disculpen si les pincho un poco el globo, pero hay que aceptar que el emprendimiento necesita de dosis armoniosas de:
- inversión,
- creatividad,
- trabajo,
- estrategia y planificación,
- intuición,
- propósito,
- conocimientos diversos
- promoción y canales de venta
- percepción de los tiempos y acciones adecuadas (asertividad)
- claridad del público objetivo,
- claridad del factor diferencial,
- flexibilidad,
- innovación,
- responsabilidad,
- agradecimiento,
- generación de diálogos
- Capacidad de reinvención y de resiliencia
- Organización de espacio y tiempo
- y AMOR!!
Parece mucho, pero si comenzás a observar tu accionar cotidiano verás que todo tiene que ver con todo y que una cosa lleva a la otra. Cuando algo falla, el emprendimiento se frena (antes o después, poco o mucho). Cuando vamos encontrando el rumbo todo fluye maravillosamente. Que tengamos algunos contratiempos no significa que estamos mal. El asunto es cuando esos contratiempos se convierten en la experiencia cotidiana: agotan y desmotivan!
Solución: revisá tus gastos
Si vamos a invertir que sea con inteligencia. Si vamos a gastar que sea con inteligencia. A veces la cuestión no es que no ganás lo suficiente sino que, en realidad, gastás demasiado.
Un emprendimiento tiene que ser rentable económica, emocional y espiritualmente (sobre esto hablé acá, acá y acá) no podemos darnos el lujo de derrochar dinero, energía o propósitos.
Lo primero que tenemos que hacer es analizar y reducir gastos. Tenemos que ser implacables, dejar a un lado el deseo y observar por dónde está drenando el dinero, la energía o la motivación.
¿Invierto demasiado en pavadas? Ya no más. Tenés 25 pintalabios y una sola boca… dejate de joder! jajajajaj, 57 pares de zapatos y solo un par de pies, ay ay ay. Menos es más. Menos pavadas es más desapego y más sensación de liviandad. Vos no sos tus cosas. Vos sos algo más increíblemente maravilloso. No te cosifiques.
¿Es necesario que todos los días tomes gaseosa o compres productos congelados? ¿Es necesario comprar comida hecha? ¿Es necesario comer afuera todas las semanas? Bueno, creo que se entiende el concepto.
¿Invierto diariamente en el café para llevar pudiéndolo hacer en casa? ya no más. Me permito uno a la semana (si es que lo tomo como disfrute o busco una nueva fuente de satisfacción), le encuentro la vuelta al momento de hacer y tomar el café. Lo conecto con algo especial, con mi momento de planificación del día, mi momento de leer las hojas de un libro, escuchar un tema que me alegre, bailar, cantar, estirarme.
¿Invierto en 10 máquinas para productos que aún no saqué al mercado y no tengo ni idea si van a funcionar? Ojo! Todo tiene etapas, las inversiones fuertes también. Primero probá, testeá, afianzate en un rubro y cuando tengas un ingreso interesante (recordá la regla: gastos /ahorro/ reinversión) mejorá tu productividad y los tiempos de la confección de los productos o servicios comprando las maquinarias adecuadas. Si el producto no funcionó, no encontraste los canales de venta adecuados o te dieron ganas de cambiar abruptamente de rubro porque te surgió una oportunidad inmejorable… entonces al menos no derrochaste dinero. Una inversión debe ser siempre eso: una inversión, no un gasto. No importa lo que el mundo diga, hasta que vos no lo sientas como inversión, no lo hagas.
¿Invierto una fortuna en packaging? ya no más. Creá una forma económica, original y divertida o creativa de presentar tus productos. La imaginación no tiene límites si se pone en acción. Juntate con otros emprendedores del rubro y compren al por mayor los insumos para armar los packaging. La unión hace la fuerza!
¿Invierto toneladas de mi tiempo espiando a la competencia y/o queriendo ser como ellos? ya no más. Mejor conocer a tus clientes más que a tu competencia, mejor conocerte más a vos y a lo que te hace especial. Invertí tu tiempo inteligentemente. Si todos hacen lo mismo, vos hacé otra cosa. No tengas miedo de innovar o de especificarte. No te quedes con el discursito «hecho a mano», «original», «hecho con amor» buscá algo que realmente te defina, buceá en tu propia vida, allí siempre está la respuesta. Nada es estático.
¿Invierto toneladas de tiempo y energía ideando lo que será mi emprendimiento de acá a 5 años? uy, uy … que no te pase lo que le pasó a la pobre lecherita. Está bueno planificar, siempre y cuando vivamos también en el presente y estemos alertas a las señales.
2. Ansiedad y la varita mágica
Las cosas requieren de un tiempo y un trabajo sostenido para que den sus frutos. Si lo que estás haciendo no funciona como te gustaría, revisá tus procesos y revisá lo que la gente percibe de tu emprendimiento. Revisá también tu comunicación.
Si te dicen que es genial, pero no te compran… fijate cuál es el problema ¿Que interrumpe el flujo de la decisión? Ojo! no siempre es el precio, a veces la gente que te sigue no es la gente que quiere invertir en esas cosas. Hay que afinar y afinar hasta que agarramos el tono correcto y todo suena maravillosamente. A veces es el producto incorrecto y la gente incorrecta. Otras veces es el producto correcto, pero la gente incorrecta. En otras ocasiones es la gente correcta, pero el producto incorrecto. E inclusive puede suceder que estemos frente al producto correcto, a la gente correcta; pero el tiempo sea el incorrecto.
Que a otros les funcione, no quiere decir que te funcione a vos. No te frustres, seguí buscando la manera.. siempre la hay.
No importa lo genial que seas, lo genial que sea tu producto… si nadie lo compra, nadie se enterará nunca de eso.
Tu mejor forma de promoción son tus clientes satisfechos. La mejor forma de que tus clientes satisfechos sean tus voceros, es que sientan que tienen un valor real para vos, más allá de la compra-venta. Más amor das, más amor recibís.
Plus y salvavidas
Si estás pasando por un periodo de revisión de tu emprendimiento y sentís que es una etapa cumplida, te tiro un salvavidas:
Es una decisión muy difícil, pero si sentís muy fuertemente que es etapa cumplida, es etapa cumplida. Nadie dice que sea para siempre, a veces nos replegamos para armar mejor nuestra estrategia y luego salir de nuevo con otra mirada y mejor preparadas. Lo que sentimos como final, puede ser simplemente un cambio de piel.
Pero, si no estás aún segura de que tu emprendimiento sea etapa cumplida, te sugiero que consigas alguna fuente de ingreso (si ese es tu principal problema) que te de serenidad económica. Lo ideal es que puedas tener algunas horas libres para poder reinventarte como emprendedora sin la presión de vender para vivir. Es increíble como se crece cuando uno no está esperando nada… y como se frena todo cuando uno espera demasiado.
Sea lo que sea, nada es para siempre. Así que pensá en lo que te haría feliz ahora mismo y tomá esa decisión con alegría.
Si todavía estás en la disyuntiva no te pierdas los siguientes posts, quizas encuentres tu sensación en alguno de los otros motivos de incertidumbre emprendedora.
Última oportunidad para sumarte al inspirador, práctico, intenso y revelador
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