Emprender suele ser una tarea agotadora. Si no estás pensando qué producto o servicio crear, lo estás creando o lo estás vendiendo. Y con eso no se acaba. Por lo general los emprendedores sufrimos de «centralitis aguda» y esto incluye altas dosis de administrativitis, creativitis, comunicativitis, marketinitis, invesgativitis y otros itis por el estilo.
Otros males que nos aquejan seguido son el autotrabajo esclavo y la falta de visión panorámica.
El primero nos transforma en nuestro peor jefe: nos obligamos a trabajar sin parar, estar siempre alertas, chequear el mail o el celu (que lo tenemos conectado a tooodas las redes sociales) cada 5 minutos (incluyendo feriados, madrugadas de desvelo y cenas familiares). No nos permitimos relajarnos, ni comer en la mesa como Dios manda, a veces ni siquiera nos damos permiso para almorzar. Nos enojamos con nosotros mismos si tenemos que interrumpir la tarea para para estirar un poco la espalda. Nos castigamos si las cosas no salen como las esperábamos y nos damos apenas una palmadita si algo nos sale bien.
El segundo nos vuelve un poco bizcos, un poco susceptibles, un poco paranoicos y /o un poco tremendistas. Cada pequeña piedra (llámese traspié, producto/servicio que no se vende como hubiéramos esperado, producto/servicio copiado o imitado o cliente que no salta de alegría) la sentimos como una falla épica. Nos duele en la piel. Nos falta el aire.
La «centralitis aguda» puede ser causada por varios factores que juntos o separados nos invaden en nuestra experiencia emprendedora.
A veces es fiebre del detalle:quién como nosotros para entender qué es lo que queremos y/o necesitamos que se haga).
Otras es necesidad real : no nos da el cuero para contratar extras.
Y algunas veces suele ser pura experiencia negativa: hemos pagado para terminar trabajando doble y perdido no solo dinero, sino serenidad emocional.
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3 pildoras que refuerzan tu Yo emprendedor
Para que un emprendimiento funcione, entre otras cosas, necesitás estar bien vos. Si no estás bien, nada estará bien. Claro que es necesario definir tu público objetivo, encontrar un diferencial, generar una comunidad, etc. etc… pero por más que tengas todo eso claro, si vos no estás bien, difícilmente sepas aprovechar las oportunidades.
Pildora 1: dejá de obsesionarte con las estadísticas y la competencia
Las estadísticas son valiosas, pero si no son todo lo que esperabas… te desalientan, te atan, te paralizan. Dedicales un tiempo al mes, pero no te obsesiones con ellas.
Probás algo nuevo: funcionó? dale para adelante. No funcionó? hacé un análisis y fijate cómo se puede mejorar si vale la pena o desestimalo, si no vale la pena.
Lo mismo con la «competencia». Van a haber muchas que hagan lo mismo que vos. Permitite conocerlas y ver en qué andan una vez cada tanto. No te obsesiones con sus triunfos o sus fracasos. Concentrate en tu emprendimiento, en lo que vos podés dar y en lo que va a hacer que la gente quiera comprarte a vos. Desarrollá tu estilo y concentrate en eso.
Pildora 2: registrá tus logros y tus momentos emocionantes
Ok, no se puede vivir de ilusiones. Pero tampoco de pálidas amiga! Llevá un registro de tus triunfos (por más pequeños que te parezcan) y recurrí a ellos cuando tengas momentos tristes o medio bajón en tu emprendimiento.
Lograste vender tu primer producto? Una posible clienta te dijo que prefiere esperar a que lances ese servicio porque le gusta cómo enseñas? Contestaste los mails con consultas en tiempo record? Encontraste un proveedor que está alineado con tu filosofía de trabajo y encima no te mata con los precios? Sumaste 3 nuevas fans ?
Cada logro es un gran logro en el sendero emprendedor.
Pildora 3: establecé horas de trabajo
No hay nada como ser tu propio jefe… a no ser que seas implacable! jajajajaj establecé horas de trabajo y permitite descansar. Durante los primeros tiempos de un emprendimiento la adrenalina y las mil cosas por hacer nos hace tener un ritmo loco. Pero pasado el empujón inicial hay que saber encontrar un equilibrio. No se puede sostener ese ritmo toda la vida (te lo digo con conocimiento de causa eh).
El trabajo a deshoras continuo suele traer efectos colaterales muy desagradables.
Ya sabemos que las horas de oficina no siempre son productivas para todos. Pero establecé un horario de trabajo y cuántos feriados o trasnoches te permitís laburar.
Tu familia, tus amigos, tu cuerpo y tu emprendimiento te lo van a agradecer.
Origami Fest
Qué bien me viene este post en este momento!
Cin
😀 que buenooooo!! me encanta cuando cuadramos timing